Monstruos que retozan en este sitio:

domingo, 14 de febrero de 2010

SAN VALENTIN


-Hoy es el día de un tal Valentín, no se quien será, pero está relacionado con el amor.
Le acariciaba el cabello, el poco pelo que le quedaba y en cada caricia le salía un mechón.
Ella tomaba el pelo, lo besaba y lo tiraba al suelo.
Se recostó a su lado y mientras lo acariciaba lloraba despacito.
-¿Cuantas veces te dije te amo? No las suficientes, nunca se dice "te amo" lo suficiente, siempre queda un hueco para un poco más. Siempre un poco más. Todas las veces. Uno nunca se conforma.
Cada cláusula en la vida establecía que la mujer había sido creada como símbolo de belleza y por tal motivo debía ser admirada y amada.
¿Qué pasaba entonces cuando entre tantas damas de pestañas largas nacía una felonía a la creación?
Esta abyecta, debía buscar su fin, sin importar los medios y clamaría por su cuota de amor haciendo valer su fuerza.

-¿Me amas?

Él asintió y ella levantó el rostro orgullosa de si misma.
Al rato le trajo el almuerzo en una bandeja de plata: un vaso grande de agua y dos galletas saladas.
Cuando terminó de alimentarlo se sentó a los pies de la cama pensativa y estuvo así una media hora, secándose el llanto con la palma de la mano.

-Lograste amarme. Sabía que en algún momento lo harías y también sabia que tendría que dejarte libre. No hay amor más puro y fuerte que aquel que deja que las alas de su amado crezcan para que luego puedan surcar el cielo en libertad. ¡Hoy serás libre!

Se paró a su lado y procedió a desatar al hombre y levantarlo en los brazos como a un niño. Él respiraba agitado, el pecho se contraía y distendía con dificultad provocando que la piel se hundiera aun más entre las costillas.
Cuando lo levantó le puso el brazo bajo la cabeza porque él no podía sostenerla arriba y lo llevó sin dificultad hasta el patio trasero de la casa. Cargar treinta kilos no implicaba esfuerzo alguno para el cuerpo casi obeso de la mujer enorme. Con toda solemnidad lo puso en la tierra mojada y empezó a armar bollos de barro con las manos y ponerlos sobre el cuerpo del hombre, comenzando por sus pies.
Al llegar a la cara lo miró atenta.

-Tengo el amor que tanto ansiaba, yo te devuelvo tu libertad, pero antes quiero darte mi obsequio en el día del Valentín.

Mientras hablaba preparaba el barro mojando grandes cantidades de tierra como una niña que juega a hacer tortitas. Tomó un buen pedazo con ambas manos y lo miró, gruesas lágrimas caían de los ojos verdes y saltones de él, ella se acercó y paso la lengua por ellas, sonriendo triste.

-Te amo, amor y en el día de los enamorados te voy a regalar la tumba más bonita.

Y tapó el rostro del hombre con barro, luego atrajo una bolsita con semillas que tenía cerca y comenzó a sembrar margaritas, alelíes y claveles rojos.

3 comentarios:

Malena dijo...

DAR LA LIBERTAD AL SER AMADO,
ES LA MAYOR PRUEBA DE AMOR
QUE EXISTE...

BSS, AMIGA!

MALENA

(NUNCA DEJAS DE SORPRENDERME Y ENGANCHARME EN CADA POST...)

madroca dijo...

Una vez más la sorpresa acecha cuando llegas al final del post, esa libertad convertida en bella tumba que adornaran esas flores sembradas sobre el amado (forzado a a amar).
Tienes una mente prodigiosa, te admiro por tu forma de poder escribir estos post sin caer en ningún momento en truculencias, dejando siempre ese sabor de hiel pero con la adeicción de estar esperando el siguiente.

Un afactuoso saludo querida amiga

Musaraña dijo...

Desde un puto de vista de humor negro podríamos definir esta escena con la palabra DIVORCIO..

Muy buen escrito como siempre, ahi manteniendo la tensión hasta el final... Alucinante lo que me estás enganchando a este género.

Lo he leido y pienso, ostras una metáfora de como puede ser el amor...o eso que alguno creen que es amor.

Uno de los mejores de tus escritos. Saludos :)

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